jueves, 11 de septiembre de 2014

Capítulo III

Los Alquimistas



Vittoria, es la última vez que te lo digo ¡No!

—Pero...
—Ya conozco tus razones, pero entiende que yo tengo las mías. Hasta que no encontremos a Nicolas, el chico no podrá aprender alquimia.

Vittoria asintió, cerrando los puños. La mujer pelirroja se alejó, con la cabellera ondeando a su espalda. Thomas volvió a centrar la atención en el mapa que llevaba en las manos.

Habían pasado tres días desde que dejaran la villa de Nox, al este de Noam. La noche previa a su partida, Vittoria había regresado con el chico pelirrojo con quien él se había encontrado el mismo día en un callejón de la villa. Aquel chico llamado Aaron Obscorvus despertaba en Thomas una fascinación única, pero al mismo tiempo lo llenaba de dudas.

Aquel día, cuando Vittoria regreso al campamento, al otro lado del lago, la chica le pidió a Thomas que le permitiera tomar a Aaron como novicio, sin embargo, él le había negado la solicitud, aduciendo que tenía motivos para no permitirlo. Vittoria se había mostrado irascible, pero al cabo de un rato, en el cual Thomas no cedió, la chica abandonó su insistencia. Pero ella no perdió cualquier oportunidad para volver a pedírselo.

Thomas era el líder de aquel pequeño grupo que había partido en una misión encomendada por Nicolas, dos años atrás. Él aun recordaba la última vez que había visto a su maestro, en aquella misma villa donde encontraron al pelirrojo. Nicolas era el maestro supremo de la Orden y Thomas había sido su protegido durante años, después que él escapara de su hogar.

La última noche en que vio a Nicolas, Thomas y su grupo, Onni, Daniel y Vittoria, se separaron del maestro en el mismo lugar donde ellos habían acampado tres días atrás. Nicolas les había encomendado seguir el camino del norte e internarse en un foso que atravesaba las montañas para encontrar los aposentos de los duendes, mientras él, Nicolas, debía dirigirse hacia el sur en busca de alguna pista de unas ruinas perdidas.

Thomas siguió su camino, pero nunca se imaginó que lo llevaría a las afueras de Nirvana, conduciéndolo hasta las lejanas tierras de Arual.

Por norma general, un grupo de alquimista debe estar conformado por lo menos por cuatro alquimistas, uno por cada elemento. Cuando Thomas había dejado a Nicolas en la villa de Nox, él era el alquimista de aire elemental, Vittoria era la alquimista de fuego elemental, Onni poseía la alquimia de la tierra elemental y Daniel aquella del agua elemental. Thomas había tomado el mando y la guia del grupo, llevándolos por los caminos que él consideraba los más adecuados y seguros por Nirvana hasta el foso rojo, lugar donde años atrás una guerra entre Nirvanos y Arules había terminado en masacre.

Thomas aun recordaba la decepción que sintió cuando finalmente llego a los aposentos de los duendes, un lugar sombrío, oculto tras un pasaje secreto en la ladera de la montaña. La estancia estaba destruida.

—Sin todos los cráneos y huesos este lugar no seria tan lúgubre —Había comentado Vittoria, cuando salieron de las amplias estancias que se internaban en la montaña.

Daniel había sido quien encontró el gran mapa de Nirvana y Arual manchado de sangre en una de las habitaciones más profundas. El mapa reposaba sobre una mesa de piedra y quien lo hubiese dejado atrás, había marcado un lugar en los desiertos de oro de Arual. El grupo había decidido partir a investigar el lugar, pero nunca imagino que les tomaría dos años y la perdida de uno de sus miembros.

—Thomas, la bola de pelo quiere saber si ya pronto partiremos.

—Por esta noche no avanzaremos más Onni, dile a Isis que mañana al alba partiremos.

—Como quieras, aunque a esa mandona no le va a gustar. Si me dice algo, la colgaré de las patas traseras en un árbol — Onni se quedó pensando un instante con una expresión de estupidez en el rostro antes de soltar una sonora carcajada —. Seria gracioso, pero no creo que a nuestro nuevo amigo le haga gracia.

—¿El chico aun sigue con ella?

—Si, al saco de pulgas parece agradarle el chico... no la culpo, es un buen chico —Onni guardó silencio un momento antes de agregar —: ¿Por qué no dejas a Vittoria enseñarle la alquimia al chico? Ella dice que sus aros reaccionaron, además esta muy ilusionada de enseñarle, seria su primer novicio.

Thomas soltó un largo suspiro, luego enrolló el mapa y lo guardó en la mochila que tenía al lado antes de mirar a Onni. El hombre gordo que estaba frente a él, entre los arboles, lo miraba en silencio, esperando la respuesta de Thomas.

—¿Dónde están Vittoria y los otros?

—Vittoria se fue con Aaron y la bola de pelos al rio a intentar pescar algo. Por cierto, el chico ha remarcado algo muy interesante.

—¿El qué?

—Lo escuche hablar con Isis de que no hay ningún animal en los alrededores desde que nos internamos en lo profundo del bosque. Cuando lo escuche me di cuenta de que tenía razón, cuando pasamos por aquí para dirigirnos al foso rojo este lugar estaba lleno de animales, ciervo, zorros, lechuzas... no sé si recuerdas cuando Daniel lucho con el oso... —Onni se calló, Thomas había bajado la mirada.

—No fue tu culpa Thomas.

—Lo sé, aun así no dejo de pensar que podría haberlo salvado.

Los dos hombres guardaron silencio por un momento. Thomas se perdió en sus recuerdos por un instante, en un mar de arena que se extendía hasta donde la vista pudiera ver, en todas las direcciones y allí estaba Daniel con su actitud arrogante y desafiante enfrentándose a los moradores del desierto.

—Debemos apresurarnos en llegar a Noam —Onni rompió el silencio. Thomas apartó sus pensamientos y miro a Onni, quien se había sentado junto a él—, tengo la impresión que algo no va bien en Nirvana. Nox es la primera villa que se encuentra al entrar al reino, pero esta tan apartada del resto de villas y ciudades que nunca se enteran de lo que sucede más allá de su cotidianidad.

—En dos días estaremos en la ciudad rubí de Noam y podremos averiguar que es lo que está sucediendo en Nirvana, además podremos saber sobre la ubicación del maestro.
—Estoy deseando pasar por el arco del centauro y volver a beber el hidromel de esa taberna. Por todos los dioses, que es casi tan bueno como la compañía de una mujer.

El hombre volvió a reír, frotándose el estómago. Thomas lo miro con una sonrisa. Onni había sido su primer compañero y amigo cuando se unió en la Orden, siempre había sido un glotón y bebiendo no se quedaba atras, gustaba la buena hierba para su pipa y estaba siempre listo para una broma, aunque también sabía escuchar y entender a los demás. Thomas sentía por él un gran aprecio y sabía que podía contar con él en cualquier momento.

—Pero, bueno, aún no has contestado a mi pregunta, ¿por qué no dejas que Vittoria tome al chico como novicio? Hacen una excelente pareja, los dos han vivido el rechazo, se entienden perfectamente, además ella puede instruirlo en la alquimia de fuego elemental.

—Onni, tu bien sabes que yo confió plenamente en ustedes dos, hemos pasado por muchas dificultades todos juntos, vimos morir a Daniel, tuvimos que enfrentarnos a los moradores de las arenas para salir con vida, cruzar el desierto de oro para llegar al oasis de Trostlos y poder encontrar a los duendes. Yo sé que Vittoria esta lista para tomar un novicio bajo su seno y formarlo para la Orden, pero este chico es diferente.

—¿Diferente en qué sentido?

—¿Alguna vez entraste a los anexos históricos de la biblioteca de la orden en Novil?

—No, nunca. ¿Por qué? ¿Eso qué tiene que ver con el chico?

Thomas miró a su alrededor, antes de proseguir. La luz de la luna se filtraba por entre las ramas, bañando con su platina luminosidad las hojas de los arboles. La noche comenzaba a caer. Onni saco una larga pipa, la llenó de picadura y luego la encendió.

—Yo entre una vez con el maestro, yo aun era joven e inexperto. Nicolas aún no era maestro, sino uno de los cuatro pilares de la orden. En aquella ocasión él había ido a buscar al maestro de aquel entonces.

—El maestro Anselmo.

—Exactamente. Cuando entramos en la sala, llena de pergaminos y libros, vi en el dintel de la puerta unas palabras grabadas: "El camino al conocimiento comienza en el conocimiento de sí mismo". Como tú sabes todo novicio es instruido en el conocimiento del mundo, astrologia, alquimia, sanación, mitología, el arte de los metales, las artes y todas las demás disciplinas que al igual que yo, tú aprendiste.

—No entiendo a donde quieres llegar.

—Paciencia, que a eso voy. Cuando comenzamos nos enseñan a conocernos a nosotros mismos.

—Lo sé Thomas, aun recuerdo cuando me uni a la orden, lo primero que nos exigen es saber y conocer cuál es nuestro proposito como alquimistas, nuestro papel en el reino y lo que buscamos y esperamos de ello. Ser consientes de quienes somos y todo eso.

—Precisamente, pero es también el momento donde somos seleccionados según nuestras capacidades alquímicas. No todos los miembros de la orden son usuarios de capacidades elementales, muchos solo son astrologos o sanadores, eruditos que buscan la explicación de nuestras habilidades o el arte de convertir los metales en oro. Muchos otros buscan la llave de la vida eterna y así la orden se convierte en un sistema complejo, donde cada miembro desempeña un papel importante en la comprensión y mejora de nuestro mundo. Nadie es más que nadie al igual que nadie es menos que el otro.

"El maestro y los pilares son iguales al novicio que inicia, los instructores son el camino al descubrimiento de la rama que cada novicio desea seguir. En ese lugar, donde el maestro Nicolas encontró al maestro Anselmo, pude ojear los libros y pergaminos. Pero hubo un libro en particular que me llamo la atención. Los anexos históricos son poco frecuentados, muy pocos de los miembros se interesan en la historia de la orden. Sin embargo, allí hay una riqueza enorme, que nos permite conocer nuestros orígenes.

—La historia de la Orden se remonta a muchos siglos atrás. Además, la lectura no es una de mis pasiones favoritas, prefiero estar en los brazos de una mujer voluptuosa que sobre un gran volumen. Pero, dime, ¿qué encontraste en ese libro?

—Era un compendio de historias sobre los alquimistas elementales. Nosotros somos los soldados de la Orden y del reino. En periodo de guerra, los alquimistas elementales son siempre los que están en el frente de batalla. En el libro se aclaraba que los usuarios de la "alquimia pura" pueden manipular a voluntad las cuatro grandes fuerzas naturales del mundo: aire, agua, fuego y tierra, pero que ningún usuario es capaz de utilizar más de una de estas fuerzas.

—Eso ya lo sé Thomas, es bien sabido, dentro de los miembros de la orden y mismo las gentes del reino, esta característica.

—Piensa en ello muy bien, cuando te explique mis razones. Después de leer esto, le pregunte al maestro si en verdad no era posible para un alquimista elemental aprender otra fuerza natural y él me respondió que era imposible, o que al menos eso él pensaba. Sin embargo, El maestro se había interesado mucho tiempo atrás, cuando aun era un instructor, sobre esta característica. Sus investigaciones han estado relacionadas con entender la fuente de las fuerzas elementales en los humanos. Fue él quien, con la ayuda de los elfos, creo los aros capaces de reaccionar ante los usuarios.

—Aquello no lo sabía, entonces fue el maestro quien creó los aros, ahora lamento más que nunca haberlos perdido.

—Cuando lleguemos a Noam podrás adquirir nuevos aros, lo que importa es que nadie puede poseer dos habilidades.

—Eso ya lo sé, no tienes que... que... ¡Espera un segundo, Thomas, creo que estás tratando de decir que el chico... que Aaron posee dos habilidades!

—Has logrado entender hacia donde voy. La investigación del maestro es precisamente hallar la forma de que los alquimistas elementales e incluso los no usuarios, puedan desarrollar estas habilidades. Lo que buscábamos con los duendes era conocer precisamente eso. Según el maestro, los duendes poseen el conocimiento de la fuerza natural de la tierra.

—Pero, ¿y Aaron?

—El día antarior a nuestra partida, mientras tú te fuiste con Vittoria al pueblo a celebrar el festival de primavera, yo recorrí las calles, en busca de información. Mientras caminaba por un callejón di con el pelirrojo. Mis aros reaccionaron a él. En ese momento quise invitarlo con nosotros, pero la prioridad era seguir nuestro camino, además que el chico era perseguido.

"Por lo que escuche, había robado un pescado del mercado y era conocido como un delincuente en la villa. Pero mi interes por él no fue más allá. Esa misma noche mientras dormías después de embriagarte...

—No pude evitarlo, la cerveza era magnifica y la comida excelente.

—Como sea, esa noche Vittoria regreso con el chico. Cual fue mi sorpresa de verlos juntos. Vittoria quería que el chico se uniera a nosotros y que se convirtiera en alquimista. En un principio no estuve de acuerdo, podría demorarnos en el camino, pero en cuanto ella menciono que sus aros habían respondido. No pude evitarlo.

—Asi que por eso aceptaste que él viniera. Yo también me sorprendí de ver a ese pelirrojo con nosotros cuando partimos. Lo primero que penase fue que Isis lo rechazaría, ya sabes como es con los humanos, pero aparentemente se llevan bien.

—Yo también pensé lo mismo.

Los dos hombres se quedaron en silencio, mirando hacia los arboles. La oscuridad los había rodeado mientras hablaban.

—¿Cómo explicas que tus aros y los de Vittoria reaccionaran ante él?

—Es lo que intento entender. Por eso quiero encontrar al maestro, estoy seguro de que él debe tener alguna respuesta. Por otra parte, no me atrevo a que aprenda alquimia, no sé si puede ser peligroso o que sea lo correcto. Estamos hablando de alguien que posee dos habilidades alquímicas elementales. 

Onni se apoyó contra un árbol y se rascó la barba. Dio una fumada a su pipa y soltó una bocanada de humo.

—Yo pienso que podríamos averiguar algo cuando lleguemos a Noam. Sin embargo, considero que deberías hablar con Vittoria, Thomas. Explicarle tus motivos, ella puede ser un poco impulsiva, pero sigue siendo nuestra compañera.

—Hablaré con ella cuando haya buscado concejo en Noam — Thomas miro a su alrededor —. ¿No crees que están tardando demasiado? Quizás se hayan perdido. Deberíamos ir a buscarlos.

Los dos hombres se internaron en el bosque, siguiendo el sonido que emitía el rio. Desplazarse en la oscuridad  era complicado. Las raices de los arboles salían de la tierra, como brazos buscando atrapar a los viajeros, ocultos en mantos de hojarasca seca.

—Thomas, ¿aún no comprendo por qué la gata nos siguió? Sé que era la guardiana del oasis de los duendes, pero ¿por qué la enviaron?

—Yo mismo no lo sé, ni siquiera sé por qué acepte que nos acompañara. No ha sido más que una molestia, avanzando siempre delante de nosotros y tratándonos como criaturas inferiores. Pero así lo pidieron los duendes, aduciendo que si queríamos su ayuda, ella debía encontrarse con el maestro.

—Aun así es raro, es una gata como cualquier otra, bueno con la particularidad de que habla, pero, es una gata. No sé si entiendes lo que quiero decir.

—No del todo. Ten cuidado, hay una raíz que sobresale ahí.

—¿Cómo dices? ¡Ay!

—Te advertí. Me estabas diciendo que es raro, ¿qué es raro?

—Que la gata sea la guardiana de los duendes, eso es lo que encuentro raro.

—Sus rasones tendrán. Además, no era la única, si bien recuerdas, había otra gata, blanca como la nieve.

—Esa era más amable y más cariñosa. Me agradaba esa. ¿Cómo se llamaba?

—Beth.

—Ah, sí. Beth, ya recuerdo. Fue ella la que nos guio al oasis, ¿o fue Isis? No, creo que fue Beth, ya no lo recuerdo.

Thomas dejó de prestar atención a Onni, su mente volvió al desierto de oro. A su amigo Daniel. Al poco tiempo de haberse alejado de Nirvana y haberse internado en el inmenso mar de arena que separaba a Arual de su pais, Thomas y su grupo se habían perdido completamente.

El mapa que había encontrado Daniel tenía marcado un oasis en medio del desierto, pero seguir un mapa en aquellas dunas no era tarea fácil, hacia donde mirasen, todo parecía igual.

Fue en ese desierto, donde al cabo de un año se encontraron por primera vez con los moradores de los desiertos. Hombres y mujeres ocultos por velos blancos y sucios, armados con arcos y flechas que atacaban a quien quiera que pasase por las arenas.

Cuando fueron emboscados, Daniel estaba desarmado, no había agua a su alcance para utilizar como arma o defensa y quedo desprotejido. En general todos estaban exhaustos por el sol y la sed. Todo paso tan rápido que Thomas no supo lo que ocurrio. Él se enfrentaba a cinco moradores y por el rabillo del ojo vio a Onni enfrentándose a dos, mientras que por su parte Daniel estaba rodeado por cuatro. Thomas logró vencer a dos. Vittoria quien luchaba con otros dos tumbo a uno y Onni había derribado a sus dos contrincantes y ya estaba presto a ayudar a Thomas, quien bajo la guardia. En ese instante Daniel cayo atravesado por tres flechas de los tres moradores que quedaban en pie. Thomas se lanzó en su ayuda, dejando a Onni a cargo de los tres que aun intentaban batirlo, pero una tormenta de arena se desató y cuando todo volvió a la normalidad, los moradores y Daniel habían desaparecido.

Fue poco tiempo después que los tres sobrevivientes descubrieron con horror, que los moradores eran caníbales, que devoraban la carne de sus presas y guerreros caídos.

—No logro ver nada en la oscuridad, ¿tú ves algo, Thomas?

Los dos hombres habían alcanzado la orilla del rio y miraban en ambas direcciones, escudriñando la oscuridad, pero no veían nada, ni nadie. Para abarcar más terreno, los dos hombres se separaron. Onni siguió el sentido contrario de la corriente, mientras Thomas siguió rio abajo, en busca de los tres compañeros perdidos.

Al cabo de un momento, prestando suma atención donde pisaba, Thomas divisó entre las raices de un árbol una sombra que se movía. Alcanzo el sitio de dos zancadas y allí encontró a Isis, la gata negra, encomendada por los duendes para encontrar a Nicolas.

—¡Onni! ¡ONNI, HE ENCONTRADO A ISIS! ¿Isis, te encuentras bien?

La gata estaba inconsciente, respirando pausadamente. Alrededor del cuello llevaba el collar adornado con una esfera con el que había partido del Oasis de Trostlos. EL hombre tomó a la gata entre sus brazos. Se retiró la tunica del color del musgo y envolvió a la felina en ella.

—¿Qué te sucedió Isis? ¿Dónde están Vittoria y Aaron?

Mas tarde en la noche, Thomas y Onni se sentaron a la orilla del rio. Poco antes del amanecer, la gata recobró el conocimiento. Al abrir los ojos verdes, atravesados por dos rayas oscuras, el animal se erizó, bufando de manera amenazadora.

Thomas y Onni quienes fueron sorprendidos por esta reacción se echaron hacia atrás, mirando a la gata con desasosiego. En la oscuridad de la noche los ojos de la felina brillaban.

Por un momento, lo unico que se escuchaba era el bufido de Isis y el discurrir del rio. La gata vio a los dos hombres y maulló furiosa.

—¿Qué paso Isis? —Pregunto Onni, alejándose aun más de la gata.

—Alguien nos atacó. Nos tomaron por sorpresa.

—¿Dónde están Vittoria y el pelirrojo? — Pregunto a su vez Thomas.

—No lo sé, estábamos en la orilla del rio, yo observaba a la hembra humana y a Aaron pescar, cuando algo me golpeo de la nada y me aventó por los aires. Antes de perder el conocimiento escuche a la humana gritar.

Los dos hombres intercambiaron una mirada de pavor. Thomas no quería volver a pasar por lo que había pasado con Daniel.

—¿Estas bien Isis? —Thomas se acercó a la gata con cautela.

—Si, pero ahora lo que importa es encontrar a esos dos.

Cada vez que la gata hablaba, sus frases eran terminadas con un ligero ronroneo. Thomas no lograba a acostumbrarse a ello.

—¿Qué vamos a hacer Thomas? En esta oscuridad es imposible buscarlos.

—No tendremos que hacerlo — La felina se volvió a erizar y lanzo un bufido aun más amenazador, con la mirada perdida en la oscuridad —. Están aquí.

Thomas se levantó de un salto y miró en la dirección que miraba la gata: — ¿Quiénes están aquí?

— ¿Quiénes se llevaron a la humana y a Aaron?

Capitulo II                                         Capitulo IV 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario