viernes, 12 de septiembre de 2014

Al amor

Bendito y maldito sea el día en que te vi,
caminando por aquella calle, con tu presencia angelical.
Aun recuerdo aquella mañana que te vi por primera vez,
y con asombro descubrí lo que el amor es.


Bendito y maldito sea el día en que me enamore de ti,
de tus ojos soñadores y de esa sonrisa tan radiante.
Fueron muchos los días en que te intente hablar,
fueron muchos los días que el miedo me venció.


Bendito y maldito sea el día en que te hable,
cuando tus ojos finalmente se posaron sobre mí.
Oh, desgracia del infante, infortunio del mayor,
al diablo la edad, el sexo, la sociedad.


Bendito y maldito el día en que te sentí,
cuerpo a cuerpo, anhelando todo de ti.
Varias horas compartidas, con secretos y silencios,
una luna llena ofrecida, un suspiro del Corazón.


Fui tuyo desde el día en que te vi,
sigo siendo tuyo, aunque nunca quisiste de mí.


Bendito y maldito el día en que partiste,
sin una llamada, sin un hasta luego, ni un adiós.
Desgraciadamente, te perdí,
y ni siquiera te vi partir,


Bendito y maldito el día en que volví a saber de ti,
porque mi corazón de júbilo saltó, se inflamó.
Tu voz nuevamente volví a oír,
el recuerdo de tu rostro aun estaba junto a mí.


Bendito y maldito el día en que te vuelva a ver,
porque no sé si contendré, el amor que siento por ti.
Han pasado muchos años y aun me emociono ante ti,
porque ahí algo que no sabes y te tengo que decir:


Fui tuyo desde el día en que te vi,
seguiré siendo tuyo, aunque nunca quieras de mí.




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