miércoles, 1 de octubre de 2014

Una mañana fría de invierno


Su cuerpo fue encontrado en una fría mañana de invierno. La tina llena de agua, teñida de rojo, desbordaba, inundando el suelo del pequeño apartamento. Dos bomberos y un gendarme presenciaban la escena, preguntando a los vecinos: "¿Quién era este garçon?"


Unas horas antes, un joven ebrio llegó a ese mismo apartamento. Un aroma a alcohol, cigarrillo y sexo lo acompañaban. Dando tumbos se dirigió a la cama, maldiciendo el mundo y la sociedad que lo rodeaba.


Un estudiante ejemplar, con un trabajo de medio tiempo. Él había llegado a aquella ciudad, luminosa, resplandeciente, tres años atrás, huyendo de su pasado y su comodidad.


Llevaba una vida normal, nada especial. En las mañanas un café antes de partir al metro. Pocos amigos, nada sociable. Un sándwich al medio día y trabajos en la tarde. La noche consagrada al trabajo, atendiendo a desconocidos, recibiendo los malos tratos por los servicios no bien ofrecidos.


Día tras día la misma rutina, a las siete el despertador, a la una las luces apagadas. Seis días sobre siete. El domingo su día libre, como aquel en que él llegó, lo dedicaba a perderse en los callejones del marais.


Pierre, Jérôme, Phill o Paul, poco importaba quien fuera el bribón, en un baño o en callejón, sin escrúpulo alguno a todos se los comía. Pensando en la mujer que dejo, escapando al compromiso y el deber de llevar una doble vida.


Pero no siempre eran con les garçons, a veces también estaba Julienne, Martinne, Anne-Marie o Camille, a las cuales las seducía, con una cena vacía. Conversaciones sin sentido, simulando fascinación, cuando lo unico que quería era tener un buen revolcón.


Así pasaron los días, meses y años. Pero el joven no se complacía, nunca estaba saciado. Había escapado del amor, y amor era lo que buscaba, oculto en un velo de engaño y lujuria desenfrenada. Pero no todo puede ser malo, finalmente, la luz había llegado a su vida.


Un compañero del trabajo, le ofreció todo lo que él pedía. Y las rutinas de descanso habían cesado finalmente. Pero, oh, cuan caprichosa es la vida, que el chico rápidamente lo había abandonado y la vida en exceso él había retomado.


Sin embargo, él no se había imaginado, que aquella aventura muy cara le había costado. Esa noche él lo había encontrado, con un cigarrillo en la mano, y un amante al lado. Discusión y reclamo, llevaron a un enfrentamiento, que pronto se convirtió en un follamiento. Y una vez los cuerpos saciados, el individuo le dice: "La razón por la cual te he dejado, corre por tus venas, como veneno..."


El chico volvió a su hogar, a su pequeño apartamento. Dando tumbos y maldiciendo al mundo, se tiró en la cama. Las lagrimas se escapaban, de unos ojos carentes de vida. Y en un impulso mal sano, a la tina se fue a bañar. Abrió el grifo al máximo y la tina dejo llenar y después de una visita rápida a la cocina, en el agua se sumergió y susurrando entre sollozos pidió perdón a todas aquellas personas que sin saber él había herido.





En una mañana muy fría de invierno, su cuerpo fue hallado, pero nadie en el edificio conocía al joven extranjero, que se había quitado la vida en la ciudad de la luz.

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